miércoles, 10 de noviembre de 2010

PABLO RUIZ PICASSO Y EL GUERNICA (1937)

LES DEJO LA ENTRADA A YOU TUBE PARA ESCUCHAR EL RELATO DE ESTA MARAVILLOSA OBRA:
EL GUERNICA

http://www.youtube.com/watch?v=jGLKpyWFyS8

martes, 2 de noviembre de 2010

Del otro lado del puente Para Ti

En la ciudad que nunca duerme no hay modas que duren diez años. Es por eso que en los últimos tiempos la movida artística y turística de Nueva York redirigió su mirada hacia Brooklyn, especialmente hacia Williamsburg, su vecindario arty. Antiguamente conocido como un barrio de judíos ortodoxos, la zona recibe hoy a hippies, artistas y diseñadores que, con su estilo bohemio, le han aportado un toque moderno y multicultural que no sabe de edades ni clases sociales, formando así el barrio más trendy de los últimos años.

Con el correr del tiempo y desde principios de esta década, el barrio adoptó a modernos yuppies que, cansados, huyeron del SoHo y del East Village, de sus ascendentes precios y de la vida estresante de la indomable Manhattan. Encontraron en la mudanza una manera de disfrutar la vida lejos de la vorágine de Manhattan, pero con el tentador encanto de mantenerla al alcance de la mano. Y es que bas ta atravesar el puente homónimo –US$ 2,25 de subte en la línea L hasta Bedsford Ave., o un tramo de ferry– para llegar a Williamsburg, un recorrido que la gran mayoría de sus habitantes realiza para ir y volver del trabajo.

LOCALES Y TURISTAS. Su comunidad, las ferias que se organizan cada fin de semana y un movimiento cultural que incluye proyección de películas y lecturas al aire libre, son el gran atractivo de Williamsburg. El lugar cuenta con propuestas para todas las edades, desde salidas para mayores, actividades para chicos (en sus canchas de béisbol y cuidados parques y bicisendas) y también para parejas jóvenes, sus más nuevos residentes. Con sus edificios con ladrillos a la vista –similares en estética y atmósfera a la Georgetown de Washington–, Williamsburg congrega tiendas de antigüedades, diseñadores emergentes, bares y restaurantes.

Pronto se convirtió en un punto atractivo para turistas que semana a semana llegan a La Gran Manzana y buscan una Nueva York más real, distinta de los circuitos tradicionales como el Central Park, Times Square, Wall Street y el más juvenil SoHo. Ellos encontraron en este vecindario un lugar ideal para apreciar el vivir de un neoyorkino medio alto, una atmósfera amigable que le da la bienvenida al turista y que combina desde tiendas de chucherías, librerías y anticuarios con peluquerías, almacenes y los tradicionales delis.

En Williamsburg no hay lugar para locales estándar, cada cual tiene su encanto y cada propietario se encarga de sumarle su toque especial. El circuito del usado fashion lleva la delantera, con sus ferias de ropa y muebles que exhiben los productos al aire libre. En la semana, estilistas de todo el mundo llegan en busca de codiciadas tiendas de ropa vintage (entre ellas Fluke, en 86 N 6th Street) donde se consiguen prendas de diseño por menos de US$ 100, precios que hace tiempo no se encuentran en los barrios trendy de Manhattan.

En una comunidad que llega a más de 3.000 habitantes, el arte se respira por las calles y los grafiti de las paredes compiten sin problemas con cuadros de cualquier galería local. Multicultural, en este vecindario se fusionan idiomas, sabores y olores.

Alemanes, italianos, latinos... todos se sienten como en casa y eso genera que se sumen cada día nuevos emprendimientos inmobiliarios, atraídos por paisajes, tranquilidad y un estilo de vida distinto que incluye opciones muy nuestras como El Almacén de Buenos Aires (557 Driggs Ave., especializados en carne) o tiendas de delicatessen como Bedford Cheese Shop (229 Bedford Ave., famoso por sus quesos de todas partes del mundo). Cada fin de semana, especialmente a la hora del crunch, el vecindario se llena de gente. Y es que aquí no hay largas filas de espera, existen propuestas y espacio para todos los gustos: con opciones como Sea (116 N, 6 th St., restaurante de comida thai) donde se filmaron escenas de Garden State (2004, con Natalie Portman) y también se puede comer rico –curry, sopa Tom Yum o la ensalada Green Papaya– y bien a US$ 40 por pareja (114 N, 6th St.).

De la misma manera se pueden probar delicias en Osteria Il Paolo o dejarse tentar por la comida italiana que ofrece Acqua Santa (556 Driggs Ave.). Otro clásico a visitar por curiosidad o bien para tomar algo es Surf (139 N 6th St.), un original bar con atmósfera playera –piso de arena incluido–. Ahí, una ensalada de camarones y cangrejo cuesta US$ 11, en tanto un burrito de pescado, US$ 14.

Para comida al paso, experiencias gourmet o para testear tragos al atardecer, Williamsburg vale la pena. A la hora en que cae el sol, la vista desde su muelle se convierte en un espectáculo 100% gratuito: con sus paisajes del sudeste de Manhattan y el East River, el vecindario desplazó a DUMBO (Down Under the Manhattan Bridge Overpass), la zona desde donde se hacía la tradicional vista de la ciudad de Nueva York. Desde aquí se logran auténticas postales del Empire State, el Chrysler y los nostálgicos haces de luz que recuerdan el lugar donde estaban emplazadas las Torres Gemelas.

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