miércoles, 16 de diciembre de 2009

Les dejo la entrada para una revista de moda y actualidad en la web: KEO eco de la moda.
Justamente hicieron una nota muy interesante sobre LAS VIDRIERAS Y EL VIDRIERISTA
donde la periodista Soledad Ytuarte me convoco para se parte de su notaSobre vidrieras y vidrieristas

Aqui les dejo el link
http://www.keomag.com/noticia/sobre-vidrieras-y-vidrieristas-870.aspx




Una mujer de papel maché sobrevuela un campo de hortalizas. Otra, de vestido amarillo, con brazos y piernas de alambre, canta con micrófono. Más allá se puede ver el mecanismo de un reloj que va abriendo una serie de ventanas por las que, cada cual a su tiempo, asoman una bufanda, un cinturón y una par de botas. Una vitrina contiene una cara atravesada por las vías de un tren y en otra refulgen estrellas en 3D. No es un film de animación ni un cuento fantástico. Es una vidriera. Más precisamente son las 11 vidrieras del Boulevard Haussmann en París diseñadas por el cineasta David Lynch.

Si uno pasa frente a la vidriera de Louis Vuitton en la Quinta Avenida de New York, probablemente se asombre al ver un desfile de carteras que transitan en una cinta y se transforman mostrando los diferentes monogramas, el Cerises del 2004, el Mirage del 2007 o el Watercolor del 2008.

Estos verdaderos montajes, las vidrieras, que muestran mucho de lo que la marca es y de lo que quiere comunicar, son cada vez más espectaculares y en muchos casos son instalaciones artísticas. ¿Pero quiénes están detrás de esas obras? ¿Cómo se crean, cómo se llevan a la práctica?

Cristian Javier Minutta trabaja para Sony BMG y está a cargo de la imagen de los artistas de la compañía. Fabulosos Cadillacs, Iván Noble, Fabiana Cantilo, Kevin Johansen, Marcela Morelo, Ojas y Fito Paez se cuentan entre sus asesorados. Y entre sus vidrieras preferidas está justamente la de Vuitton en New York: “Recuerdo una especie de cinta mecánica que tenía como diferentes cuartos a lo largo de toda la vidriera y las carteras iban pasando y salían diferentes. Era como una especie de fabrica que rescataba la idea de cómo se fue adaptando la marca a las nuevas exigencias de mercado ya que aparecían modelos viejos y modelos nuevos, todos con la misma base”.

Sus primeros pasos los hizo en las vidrieras de la marca de ropa Bolivia y “por gusto”, según él mismo cuenta. “Y fue gustando la idea de crear una imagen prolijamente desprolija; es decir, no seguir tendencias y jugar mucho con los colores, texturas, rayas y cuadros. Mis vidrieras no muestran esa armonía entre colores y texturas que ves en la mayoría”, añade.

Cristian explica que “el proceso de producción es bastante raro. Por lo general, cuando vienen los clientes piden cosas muy concretas y el trabajo es romper el esquema con el que viene planteado el trabajo. Si no le podés poner nada tuyo se hace rutinario y aburre, por ende, la idea es buscarle la vuelta para que ambos (clientes y yo) quedemos conformes. Por lo general, tuve la suerte de trabajar con gente que confiaba en mí y me daba la libertad de poder crear en la vidriera”.

Ante la pregunta de cuáles son sus fuentes de inspiración, dice que “son todas. Me gusta muchísimo la calle, creo que ver a la gente y saber qué es lo que le gusta, ver cómo se visten, ver lo que buscan, charlar y saber lo que piensan es lo que te da la idea a la hora de crear una vidriera, miro muchas películas, poca lectura y mucho contacto con la gente. En cuanto a inspiradores, sin dudarlo, es Marc Jacobs, él, lo que hace, sus locales, su forma de ver las cosas”, afirma.

“Hace unos años hicimos en Palermo una vidriera en conjunto con Spoon, un local de decoración que quería una vidriera para el día de los enamorados. Fue en el 2004 cuando Palermo no era lo que es hoy. La vidriera era un ploteo gigante rojo, con dos corazones gigantes también y dos parejas, una hombre/mujer y la otra hombre/hombre. Me acuerdo que la levantaron de varios medios, ya que la idea nuestra era hacer algo que no sea lo típico. Estábamos en Palermo y la idea de Buenos Aires ciudad gay friendly estaba arrancando. Me pareció una de las mejores cosas que hice, y tuvo una repercusión increíble”, cuenta.

Escenógrafa y más

También un poco por casualidad empezó a trabajar Liliana Milano “Como no tenía trabajo de escenógrafa entonces me conecté con un vidrierista y me puse a dirigir su taller de creación de vidrieras. Me encargaba de hacer todo lo que tenía que ver con las ambientaciones y realizaciones escenográficas que luego iban a decorar las vidrieras que él lideraba con un equipo de vidrieristas hombres. En 1976 las mujeres todavía no teníamos mucha cabida en el mundo de las vidrieras”, recuerda Liliana, que tiene un blog, un libro publicado, “El arte de decorar vidrieras”, y como si fuera poco, una escuela de Diseño de Vidrieras.

Para Liliana, “la vidriera es el resultado de la sensibilidad estética del vidrierista. El vidrierista es la conexión entre producto y el futuro comprador. Por este motivo no se puede dejar en la vidriera, nada librado al azar”.

“A mi me gusta mirar libros de arte a veces, un detalle de un cuadro te da la pista para crear una buena vidriera. Las revistas de moda nos van a ir dirigiendo en lo que necesitamos, ya que son los diseñadores los que marcan las tendencias y nos dicen qué se usa y cómo armar los diferentes equipos y cuáles son los accesorios de la temporada”, dice, por su parte, Liliana.
La curiosidad se impone. ¿Qué se necesita para ser un vidrierista? Para Cristian “es muy simple. Conocimientos de moda, cero prejuicio, seguridad y por sobre todas las cosas tener en claro que las vidrieras cuentan o representan a algo o alguien y la lectura tiene que ser clara. El punto de atención siempre se pone sobre una sola cosa, y eso es lo que genera las ganas de comprar. Según mi filosofía, cuanto más limpia y pura, más atrae al cliente”.








Información vinculada
Vidrieras: Algunas para mirar
El desfile de bolsos de Vuitton en New York



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario